
Las últimas semanas han sido unas de las más difíciles de mi vida.
La salud de mi papá empeoró repentinamente, y lo que pensábamos que serían sus últimos meses, se convirtió en dos semanas de crisis que pasaron demasiado rápido. El 22 de mayo me despedí de él por última vez.
Durante esas dos semanas, hice todo lo posible por conseguirle la atención que necesitaba: traté de ingresarlo a hospicio, preparé nuestra casa para una cama hospitalaria y equipo médico, manejé visitas a sala de emergencia y trabajé en el proceso legal para completar la tutela legal, que se había vuelto urgente. Fue abrumador, tanto emocional como logísticamente.
Quiero tomar un momento para pedirles comprensión y disculpas por mi ausencia en redes, correos, o por no estar tan disponible como de costumbre.
La vida me llevó a un capítulo profundamente personal
La vida me llevó a un capítulo profundamente personal, uno que requirió toda mi atención y corazón. Agradezco su paciencia más de lo que puedo expresar, y poco a poco estoy retomando el ritmo para volver a compartir, trabajar y ayudar a otros—porque esta experiencia solo ha reforzado mi propósito.
Ahora que él ya no está, enfrento una nueva ola de responsabilidades: la declaración de herederos, el proceso de sucesión y la preparación para vender su casa—la misma casa que guarda tantos recuerdos, la casa a la que llegamos cuando recibimos la llamada de que lo habían encontrado desorientado caminando por su vecindario. La casa con el balcón donde lo mirábamos y pensábamos: “¿Será esto demencia? ¿Papi tiene demencia?” La casa donde le dio la mejor vida posible a su esposa y a sus tres hijas.
Como profesional de bienes raíces, yo sabía cuáles eran los pasos que debimos haber tomado antes, pero…
Aquí va una verdad difícil: como profesional de bienes raíces, yo sabía cuáles eran los pasos que debimos haber tomado antes. Poder legal. Tutela. Claridad en el título de propiedad. Conversaciones que nadie quiere tener, pero que todos eventualmente tienen que enfrentar. Pero la vida se mueve rápido, y muchas veces el rol de cuidador no deja espacio para trámites legales—hasta que ya es demasiado tarde y uno está enfrentando el duelo y el papeleo al mismo tiempo.
Esta experiencia me ha transformado. Profundizó mi empatía, agudizó mi entendimiento de lo que enfrentan muchas familias, y renovó mi compromiso de ayudar a otros justo en esa intersección entre el cuidado de seres queridos y los bienes raíces.
Un camino más fácil
Así que si estás en una situación parecida—cuidando a un padre o madre mayor, tratando de manejar una propiedad sin claridad legal, o simplemente abrumado por lo desconocido—quiero ayudarte. No solo como tu agente de bienes raíces, sino como alguien que ha recorrido ese camino, ha derramado esas lágrimas, y ha salido con la determinación de hacerle el camino más fácil a los demás.
Gracias nuevamente por estar aquí. Muy pronto estaré compartiendo más—recursos, lecciones, y pasos que puedes tomar desde ahora, antes de que las cosas se vuelvan urgentes. Porque los bienes raíces nunca se tratan solo de la casa. Se tratan de las personas que la habitan, y del amor que las rodea, incluso en los momentos más difíciles.
Con todo mi corazón 💔,
María